miércoles, 20 de enero de 2010

Donde no haya límites.

En la honda inquietud que despierta tu presencia,
estás mostrando tu cuerpo más bello,
tus manos brillan en una soslayada armonía de luces,
y te postras a la infinitud del amor que desprendes cuando [respiras.
No hay un momento más puro que este,
cuando tus ojos levantan su estela hacia algún lugar,
y de tus labios se podrían escribir los versos más profundos.
Camino sin más vida que la que esta plenitud me otorga,
de estar enamorado de la luz, de la noche, de la lluvia
y de muchas otras cosas que te rodeen .
Sin un sentido, sin un motivo más que el de acariciar la [inmensidad del mar
cada vez que toco tu pecho,
canto en eterna sinfonía de tactos y tintes escuchando ecos
blanquecinos que nos acurrucan.
Y me siento afortunado de haberte visto, de haber presenciado
una forma de vida distinta, de sentir sin esperar nada más.

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