viernes, 22 de enero de 2010

Pájaros.

Puedo dominar el cielo, el aire que envuelve la aurora, alcanzar el último aliento de la luna cuando emerge el sol. Puedo leer en tu pecho los más secretos versos, puedo rozar con mis labios el primer rayo de luz y descifrarte, y entre las sombras, poder tocarte, abrazarte, decir te quiero. También puedo abrir los ojos y morir, hallar el vacío de luz en mi mirar pesaroso, sentir que falta el aire en cada instante que imagino unos labios, sin descubrir que mi cuerpo languidece en cada movimiento, en cada intento por tocar la inmensidad del mundo. Pero mientras tanto prefiero seguir muriendo dormido, e imaginar que el corazón se me abre en dos para dar de comer a los pájaros.

miércoles, 20 de enero de 2010

Donde no haya límites.

En la honda inquietud que despierta tu presencia,
estás mostrando tu cuerpo más bello,
tus manos brillan en una soslayada armonía de luces,
y te postras a la infinitud del amor que desprendes cuando [respiras.
No hay un momento más puro que este,
cuando tus ojos levantan su estela hacia algún lugar,
y de tus labios se podrían escribir los versos más profundos.
Camino sin más vida que la que esta plenitud me otorga,
de estar enamorado de la luz, de la noche, de la lluvia
y de muchas otras cosas que te rodeen .
Sin un sentido, sin un motivo más que el de acariciar la [inmensidad del mar
cada vez que toco tu pecho,
canto en eterna sinfonía de tactos y tintes escuchando ecos
blanquecinos que nos acurrucan.
Y me siento afortunado de haberte visto, de haber presenciado
una forma de vida distinta, de sentir sin esperar nada más.