Puedo dominar el cielo, el aire que envuelve la aurora, alcanzar el último aliento de la luna cuando emerge el sol. Puedo leer en tu pecho los más secretos versos, puedo rozar con mis labios el primer rayo de luz y descifrarte, y entre las sombras, poder tocarte, abrazarte, decir te quiero. También puedo abrir los ojos y morir, hallar el vacío de luz en mi mirar pesaroso, sentir que falta el aire en cada instante que imagino unos labios, sin descubrir que mi cuerpo languidece en cada movimiento, en cada intento por tocar la inmensidad del mundo. Pero mientras tanto prefiero seguir muriendo dormido, e imaginar que el corazón se me abre en dos para dar de comer a los pájaros.
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